Los beneficios de las instituciones financieras tradicionales aumentaron en unos 280.000 millones de dólares gracias a la subida de los tipos de interés. El beneficio neto del sector bancario en 2022 fue de 1,3 billones de dólares y podría superar la marca de 1,4 billones este año.
Según los datos del gigante de la consultoría McKinsey, el sector bancario mundial se ha enfrentado a muchos retos en los últimos años, pero la subida de los tipos de interés ha impulsado significativamente los beneficios bancarios. Así, en 2022, los ingresos netos del sector bancario aumentaron en 280.000 millones de dólares para alcanzar la marca de 1,3 billones de dólares.
Los analistas de McKinsey también observan un aumento de la rentabilidad de los fondos propios (ROE). Así, desde 2010, la media de este indicador no superaba el 9%, y en 2023 puede alcanzar el 13%. El principal motor del crecimiento también se identifica como un aumento de los tipos de interés, que ha permitido a los bancos aumentar los beneficios de los préstamos y los pagos hipotecarios.
Entre otros catalizadores del crecimiento de la rentabilidad del sector bancario, los analistas citan:
- Cambios estructurales en las actividades bancarias. Los activos del balance y las transacciones se están desplazando de los bancos tradicionales a instituciones y mercados menos tradicionales, lo que reduce la inversión de capital y expone al sector a un tipo de regulación diferente.
- Aumento de la eficiencia. Las instituciones financieras siguen reduciendo costes, lo que tiene un impacto significativo en los niveles de beneficios globales. Por ejemplo, el nivel de costes en 2022 es de aproximadamente el 52%, aunque no ha bajado de la marca del 59% desde 2012.
- Concentración en las necesidades del cliente. En 2022 se produjo un cambio de enfoque hacia el servicio al cliente y la retención de la base de clientes. Este enfoque también tuvo un impacto positivo en los beneficios de los bancos, ya que los clientes satisfechos se convirtieron en una fuente de ingresos adicionales.
- Adaptación a la tecnología moderna. Las instituciones financieras tradicionales han empezado a adoptar activamente tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial y la blockchain. Esto ha permitido a los bancos aumentar la flexibilidad en la gestión de fondos y la ampliación de ecosistemas, así como reducir los costes operativos y aumentar la productividad.
Los analistas de McKinsey también destacaron varias tendencias clave que tendrán un impacto significativo en el futuro, no sólo en la rentabilidad de las instituciones bancarias, sino también en el crecimiento global de las instituciones financieras:
- Un entorno macroeconómico cambiante. El aumento de los tipos de interés, la inflación y los riesgos geopolíticos seguirán teniendo un impacto significativo en el entorno macroeconómico, por lo que las instituciones financieras tendrán que adaptarse a la nueva realidad económica.
- Avances tecnológicos. Los bancos deben integrar tecnologías innovadoras para mejorar el rendimiento, gestionar los datos y mantener su posición en el mercado global.
- Cambios normativos. La supervisión de las instituciones financieras seguirá aumentando en los próximos años, especialmente sobre los participantes en el mercado nuevos y no tradicionales, por lo que los bancos deben responder rápidamente a los cambios normativos para cumplir los nuevos requisitos.
- Requisitos de seguridad. La tecnología moderna dicta nuevas normas en el marco de la defensa contra los ciberataques, y garantizar la seguridad de los activos se está convirtiendo en un elemento importante del éxito del negocio bancario.
Como recordatorio, los reguladores europeos están reforzando la supervisión sobre los participantes en TradFi, planeando obligarles a proporcionar información sobre los activos de criptomonedas en sus cuentas, así como sobre todos los aspectos del trabajo con activos digitales.