Un estudio del Fondo Monetario Internacional ha descubierto que el diseño de la mayoría de las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) no es compatible con el sistema bancario islámico, lo que aumenta los riesgos globales de intermediación bancaria.
Según el estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI), las monedas digitales de los bancos centrales deben estar “bien diseñadas” para minimizar su impacto en la política monetaria. Según los analistas, la principal dificultad en este asunto pasa por la coherencia global de los mecanismos de las CBDC con los principios de la ley islámica.
El sistema bancario islámico no permite utilizar los mecanismos tradicionales de gestión de la liquidez, basados en el interés. Los principios de la ley islámica prohíben la usura y la especulación, por lo que “la CBDC no puede utilizarse para transacciones de derivados de divisas”. Todas estas restricciones conformes a la sharia complican no sólo el diseño de las CBDC locales, sino también el proceso de compatibilidad de las distintas monedas digitales estatales. Como resultado, las CBDC pueden “aumentar involuntariamente los riesgos de la intermediación bancaria”.
Sólo dos países, Irán y Sudán, cuentan con sistemas bancarios totalmente islámicos y representan menos del 2% de las finanzas mundiales. Sin embargo, el sistema financiero islámico está presente en 34 países y tiene importancia sistémica en 15 jurisdicciones. Por lo tanto, sus limitaciones deben tenerse en cuenta en el diseño de las CBDC.
Según los analistas del FMI, es el cumplimiento de la sharia lo que está frenando el proyecto piloto del rial digital, anunciado en abril de 2022.
Como recordatorio, las organizaciones islámicas más importantes de Indonesia dictaminaron que el uso de criptomonedas es inaceptable para los musulmanes devotos. Y, en caso de “diseño erróneo”, la CBDC también podría convertirse en haram.