Las criptomonedas y las acciones pertenecen al mismo grupo de riesgo, por lo que muestran la misma dinámica. Especialmente en los últimos meses: la caída de las acciones tecnológicas y de los activos digitales comenzó al mismo tiempo, y luego reaccionaron de forma sincronizada a lo positivo y negativo. Las criptomonedas y los valores, por ejemplo, tuvieron un mal día el 9 de mayo. La mayoría de las acciones tecnológicas, llamadas growth stocks (de crecimiento), cotizan un 60-70% por debajo de sus máximos de 2021, por lo que el Bitcoin sigue aguantando bastante bien.
En el mercado de valores existe una narrativa de “¿a dónde vamos a partir de aquí?”, pero la fatiga de una corrección prolongada no es suficiente para un retroceso. Un punto importante que merece la pena mencionar es que el único sector que no sólo está a flote, sino que está creciendo, es el de la energía, que incluye las acciones, incluidas las de las empresas petroleras. Con el aumento de la incertidumbre geopolítica y la alta inflación, este segmento tiene una gran demanda como cobertura. Además, el sector energético es el único capaz de ofrecer rendimientos superiores a los de tesoros a diez años (término generalizado para las obligaciones de la deuda pública estadounidense – ed.), que se han duplicado desde marzo. Así que resulta que no hay mucha motivación para arriesgarse e invertir en empresas tecnológicas, y mucho menos en criptomonedas.
Nadie sabe cuánto tiempo tardará en iniciarse el proceso de recuperación. Por el momento, parece razonable esperar un repunte de los precios de las criptomonedas en ausencia de positividad a nivel mundial. En anteriores correcciones severas, el Bitcoin perdió cerca del 85% de su valor máximo y sólo entonces tocó fondo. Han tenido que pasar unos 12 meses para que eso ocurra. Ahora el mercado lleva 6 meses cayendo y la principal criptomoneda ha caído un 60%. Como vemos, todavía existe la posibilidad de que se produzcan nuevos descensos. Por supuesto, la situación no será necesariamente la misma esta vez, pero tenemos una idea de los riesgos posibles.
Invertir en criptomonedas no sólo es muy arriesgado, sino que también suele requerir mucho tiempo. Los activos más importantes tienen la oportunidad de recuperarse al menos hasta sus máximos y aportar buenos rendimientos a quienes no los adquirieron cerca de sus máximos. En otras palabras, la acumulación gradual de monedas en la situación actual parece más atractiva que hace uno o dos meses.